El título de la exposición no necesita aclaración, pero al menos lo voy a contextualizar.

Cuando empecé esta serie, la catástrofe a la que me quería dedicar era la ambiental, y nos cayó encima la pandemia con sus consecuencias. El escenario lo conocemos todos, reclamos sociales inconclusos y aislamiento prolongado, repentinamente roto por el estallido social. Todo se fue mezclando en la pintura, caos planetario y crisis sobre crisis … un sancocho.

Y, por si fuera poco, a este coctelito, le agregué una dosis de humanas contradicciones: la interesante dualidad que nos hace hombres y mujeres al tiempo, que nos hace construir y destruir, y querer el mico vivo y la licuadora nueva. A su vez aparece también una vigorosa generación tumbando estructuras enquistadas y que nos muestra, así como la pintura, que por muy bajo que caigamos, casi siempre se puede hacer algo.

Buscar